Y lo que fuera una ocurrencia hija de la vergüenza y del respeto por la naturaleza, hoy se convirtió en una realidad.
A las 14.30 en punto estuvimos en la Plaza, mas esperanzados que realistas en cuanto a la gente que podría sumarse a esta movida, De a poco, comenzaron a aparecer algunos conocidos , otros no tanto - pero luego amigos- y partimos unos quince para el Dique El Cajón. Allí nos esperaba Don Héctor de la Muni con la camioneta, más bolsas, y unas herramientas que fabricaron para la ocasión.
Ya en el Dique aparecieron otros y entre todos , de a poco, pero con todas las ganas, fuimos “barriendo” la costa de nuestro lago.
Yo mismo, que alternaba recolección con “logística“ a los voluntarios, no podía creer el sincronismo que alcanzamos entre los traslados y la camioneta cargando bolsas llenas.
Los pescadores costeros de fin de semana y sus familias miraban asombrados como íbamos completando bolsas negras y subiéndolas a la vera del camino del Perilago. ¿Servirá el ejemplo?
La tarde acompañaba, cálida, limpia, luminosa. y nosotros, sudorosos y agitados pero satisfechos por el trabajo que realizábamos, completamos mas de cincuenta bolsas de residuos plásticos, vidrios y todo aquello que puedas imaginar que la desidia humana puede desechar en un paisaje como éste. A lo mejor el título de la entrada es presuntuoso, porque llegamos hasta bien pasado El Faro.Falta mucho todavía. Quizá alguno tome la posta y continúe. Pero algo había que hacer y lo hicimos.
Me duele todo. La tierra está muy baja para mis 58 años y mis 25 kilos de más.
Pero te juro, que en un momento, cuando nadie veía, yo vi al Uritorco reflejado en las aguas del lago y… me sonreía y guiñaba un ojo. Sí, ahí cerca de la Pampita. Te juro que lo ví...!!!